jueves, 23 de mayo de 2013

Conexiones energéticas, experimentadas por los receptores de trasplantes

A fin de ilustrar la naturaleza de las conexiones energéticas, experimentadas por los receptores de trasplantes, Pearsall describe algunas de las 140 entrevistas recogidas en cintas magnetofónicas.

El libro: El código del corazón. Extrayendo la sabiduría del corazón. Editado por Editorial EDAF, 1998.

1.- “Mujer de treinta y cinco años trasplantada de corazón (la donante fue una joven prostituta de veinticuatro años muerta en una reyerta a puñaladas).

‘Yo nunca estuve interesada en el sexo. Ni siquiera pensé mucho en eso. No me entienda mal, mi esposo y yo tuvimos una vida sexual normal, pero eso no era importante en nuestras vidas. Ahora agoto a mi marido. Deseo hacer el amor todas las noches y, a veces, me masturbo dos o tres veces al día. Antes odiaba los videos X, pero ahora los adoro. Me siento como una mujerzuela y, en ocasiones, cuando estoy de buen humor, realizo un striptease para mi marido. Jamás había hecho algo parecido antes de mi operación. Cuando le comenté todo esto a mi psiquiatra, me dijo que era una reacción a la medicación y porque ahora tengo un cuerpo más sano. Posteriormente he descubierto que mi donante trabajaba en un topless y actuaba como profesional a domicilio. Creo que he adoptado su orientación sexual, y mi marido también lo piensa así. Me dice que no soy la mujer con la que él se casó, pero que no le importa estar casado conmigo de nuevo’.


Marido de la receptora. ‘No es que lo sienta, entiéndame, pero creo que lo que tengo ahora es una gatita sexual. No es que lo hagamos más, pero ella siempre está deseando que hablemos de sexo y quiere ver una serie de videos de tipo erótico que antes jamás veíamos ni hablábamos. Utiliza palabras que jamás empleaba antes, pero eso también está haciendo que yo cambie, así que no me quejo. Nuestra peor discusión se produjo unos meses después de su operación y bastante antes de que ella se enterase de quién era su donante. Yo estaba bromeando, y en un momento apasionado le dije que (ella) tenía el corazón de una puta. Estuvimos sin hablarnos durante semanas’”. (Pág. 147-148)


2.- “Mujer de cuarenta y siete años, trasplantada de corazón (el donante fue un chico gay de veintitrés años que fue tiroteado durante un atraco y murió posteriormente de las heridas recibidas en la parte inferior de la espalda).

‘Durante tres años no le he hablado a nadie de esto. Todavía me fastidiaba hacerlo. Me entrevisté con la familia del donante y me dijeron que su hijo era un artista muy brillante y que era gay. Ahora me pregunto, cuando veo a mi marido, si lo miro como una mujer acostumbraría a hacerlo o si lo estoy mirando como lo miraría un joven gay. Me alegro de poder estar hablando de esto con usted. Y todavía quiero decirle una cosa más. Su madre me dijo que le habían disparado en la espalda. Después de mi operación, he tenido dolores en la parte baja de la espalda, pero supuse que era debido a la operación pasada’.

Marido de la receptora. ‘Me sorprendió mucho cuando una de las primeras cosas que me preguntó, cuando empezamos a hacer el amor después de la operación, fue si yo había tenido alguna vez pensamientos homosexuales. Ha cambiado totalmente su forma de vestirse. Ahora lleva ropa muy femenina y ajustada, cuando antes se vestía con ropa unisexo. A veces, por la noche se despierta repentinamente sollozando. Me preocupaba que pudiera tener un ataque cardiaco, pero ella se señala la espalda y dice que es como si le hubieran disparado en la mitad de la espalda’”. (Pág. 148-149)


3.- “Varón de cuarenta y un años trasplantado de corazón (recibió el corazón de una chica de diecinueve años, muerta al ser arrollado su coche por un tren).

‘La sentí cuando me desperté. ¿Sabe usted lo diferente que se siente todo tras una tormenta o un aguacero torrencial? ¿Sabe cómo es ese sentimiento que se percibe en la atmósfera? Pues eso fue lo que yo sentí. Era como si en mi interior se hubiera producido una tormenta o como si me hubiera golpeado un rayo. Hay una nueva energía en mí. Me siento como si tuviera diecinueve años de nuevo. Estoy convencido de que tengo el corazón de un joven, porque algunas veces puedo sentir una fuerza interior que nunca tuve antes. Creo que tal vez se trate de un antiguo conductor de camiones, o algo parecido, que posiblemente murió atropellado por un camión de cemento o algo así. Noto dentro de mí esa gran fuerza y esa sensación de velocidad’.

Esposa del receptor: ‘Se ha convertido en un niño. Antes tenía que luchar para poder respirar y carecía de la menor resistencia. Pero ahora parece un muchacho. El trasplante lo transformó por completo. Habla todo el tiempo del poder y de la energía. Dice que tiene sueños en los que se ve conduciendo un gran camión o una gran máquina de vapor. Seguramente su donante era conductor de un gran camión que chocó con otro más grande’”. (Pág. 146)

4.- “Mujer de treinta y dos años trasplantada de corazón y pulmón (recibió el corazón y los pulmones de una chica de veinte años, asesinada mientras iba por la calle a mostrarle a su novio una fotografía de su futuro traje de novia).


‘Al principio ni siquiera quería pensar en ello. No quería pensar que otra persona había tenido mi corazón antes que yo. Sabía que era así, naturalmente, pero prefería pensar que a mi nuevo corazón lo habían fabricado en alguna parte y me lo habían entregado. Me volvía loca cuando la gente me preguntaba qué sentía llevando en el pecho el corazón de otra persona. Había oído a otros trasplantados que era una estupidez hablar de esas cosas, pero no podía evitarlo. Casi todas las noches tenía este sueño sobre ella. Sé que ella era joven, bonita y feliz. De alguna manera siempre he sido un tipo de persona así, pero, de todos modos, nunca había experimentado antes esta nueva felicidad. Es extraño, porque algunas veces sigo sintiendo miedo de que pueda morir, de que el nuevo corazón me falle. En cierto modo ahora tengo más razones para sentir miedo que antes cuando estaba enferma, porque se me ha concedido este gran don de alguien que ha perdido su vida. A ella le debo el seguir viviendo. Siento como si, allá en lo más profundo de mí, se mantuviese viva una pequeña alegría. La medicación me hace sentir a veces depresiva y de mal humor, pero en mi interior, sigo sintiendo esa felicidad extraña, esa excitación y alegría que no logro explicar con palabras. Quisiera ir por ahí diciéndoselo a todo el mundo, pero me temo que pensarían que estoy completamente chiflada’.

Hermana de la receptora: ‘Lo único que hemos apreciado todos en ella es que ahora sonríe mucho más. Siempre fue una persona ceñuda, pero ahora ríe y se sonríe incluso cuando menos lo esperamos. Tal vez sea porque tiene un nuevo hálito de vida, pero no podemos saberlo. Es feliz y parece tener un corazón muy cálido’”. (Pág. 146-147)

5.- “Varón de cuarenta y dos años trasplantado de corazón (su donante fue un muchacho de diecisiete años atropellado por un conductor que dio a la fuga).

‘Hace dos años que he tenido el trasplante. Todavía me siento triste por mi viejo corazón. Algunas veces, cuando menos lo espero, me acuerdo de él. Me sirvió bien y murió aunque yo he podido seguir viviendo. En ocasiones desearía volverlo a ver aunque sólo fuera por una vez; me pregunto qué habrá sido de él, pero detesto pensar mucho tiempo en eso. Es algo muy duro. Nunca llegaré a entenderlo. Antes de tener mi nuevo corazón adoraba la música clásica. Ahora, me pongo los cascos, subo el volumen del estéreo y escucho música de rock. Mi hija dice que desde que tengo mi nuevo corazón he regresado a la adolescencia y que actúo como un chico de dieciséis años’.

Hija del receptor: ‘A veces resulta verdaderamente embarazoso, cuando mis amigos me preguntan si mi padre ha vuelto a la segunda infancia. Se ha aficionado a escuchar música muy alta, y mi madre dice que él ha dado salida al niño que había en su interior’”. (Pág. 148).

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